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Expertocracia VS Meritocracia

  • Foto del escritor: Gorzad Pumarino
    Gorzad Pumarino
  • 18 abr 2019
  • 2 Min. de lectura

Los cocodrilos se encuentran entre los animales más mortíferos. Son más rápidos de lo que pensamos y pueden partir con sus mandíbulas a cualquier enemigo que se cruce por su camino. Los cocodrilos también son peligrosos para las empresas bajo la forma de la opinión de la persona que más gana o que más tiempo tiene en la empresa. Cuando se trata de la calidad de la toma de decisiones, el nivel de sueldo es intrínsecamente irrelevante y la experiencia sólo es valiosa si se usa para apoyar un argumento ganador. Las empresas que siguen este patrón se conocen como EXPERTOCRACIAS, porque el poder deriva de la antigüedad y del sistema, no del mérito.



Lo anterior me recuerda una frase de Jim Barksdale, antiguo director de Netscape: "Si tenemos datos, analicemos los datos. Si sólo tenemos opiniones, sigamos la mía".  Cuando dejas de escuchar a los cocodrilos, empiezas a crear una MERITOCRACIA, misma que Shona Brown (ex directivo de Google) describe como:  "un lugar en el que importa la calidad de la idea, no quien la sugiere". Suena fácil, pero por supuesto no lo es. Para crear una meritocracia se requiere una participación igualitaria tanto del cocodrilo, que puede mandar con base en su autoridad, como del valiente que se arriesga a ser pisoteado al defender la relevancia del mérito. Para que una meritocracia funcione, la Organización debe alentar una cultura en donde sea obligatorio no estar de acuerdo. Si alguien piensa que algo está mal en una idea, debe alzar la voz para advertir su preocupación. Si no lo hace y la idea inferior se lleva la victoria ese día, entonces se convierte en parte del problema. Las meritocracias producen mejores decisiones y crean un ambiente en el que los colaboradores se sienten valorados y empoderados. Se logra la abolición de la cultura del temor, y del turbio ambiente en el que los cocodrilos suelen descansar. Con ello, no quiero decir que ser un experto sea malo, pero la mejor manera de llegar a ello debe ser a través del mérito. Yo puedo ser un experto por el simple hecho de haber realizado una tarea específica durante mucho tiempo. El mérito me lo va a otorgar la evaluación a los resultados obtenidos de esa tarea. ¿Te has preguntado si en tu organización, las decisiones y los cambios vienen de colaboradores que por su antigüedad o cargos ocupados parecen tener la experiencia para tomar esa responsabilidad? ¿Crees que aparte de los "expertos" hay más colaboradores que pudieran tener ideas que puedan lleva a tu organización al éxito? Lo importante de todo lo anterior es ser lo suficientemente inteligente y objetivo al momento de contestar la siguiente pregunta:  ¿Es mi organización una EXPERTOCRACIA o una MERITOCRACIA? La respuesta te dará la pauta para determinar si requieres hacer cambios y cuáles son, si de verdad deseas lograr los resultados que esperas.

 
 
 

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