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Donde manda corazón, no gobierna Don Dinero

  • Foto del escritor: Gorzad Pumarino
    Gorzad Pumarino
  • 21 feb 2015
  • 3 Min. de lectura

¿Por qué las personas no toman pequeños riesgos económicos que podrían reportarles enormes beneficios futuros? Los emprendedores: ¿son personas que conocen los riesgos y los asumen? o más bien, la mayor parte de las veces, se trata de personas cuya elevada dosis de autoconfianza los hace ignorar la realidad.



La respuesta a esta y otras preguntas fue lo que le valió a Daniel Kahneman, psicólogo israelí, el premio Nobel de economía hace unos años. Pero ¿ un psicólogo que gana un premio en economía?, ¿no es ilógico?. No necesariamente, si éste demuestra por qué y cómo las predicciones que la teoría económica tradicional hace -sobre la forma en que las personas comunes y corrientes toman decisiones- se equivocan sistemáticamente y, con esto, cuestiona y pone en jaque siglos enteros de conceptos que han sido la base de la reflexión financiera de muchas instituciones y compañías.


Compartiendo honores con Vernon Smith -que hizo aportaciones sobre la economía experimental, también vinculadas al comportamiento humano pero, en su caso, de los mercados financieros en general- Kahneman obtuvo el Nobel oficialmente por haber integrado reflexiones de ka investigación psicológica a la ciencia económica, con respecto al juicio y toma de decisiones humana en condiciones de incertidumbre.


¿De qué reflexiones se trata concretamente?

Aunque es fácil suponer que las personas no somos perfectos homo oeconomicus -tomadores de decisiones racionales, lógicos, sistemáticos- y la parte irracional del ser humano ha sido ampliamente analizada en psicología, hasta hace poco la economía todavía continuaba tomando en cuenta, a la hora de hacer sus predicciones y cálculos, al homo oeconomicus y no al de carne y hueso. Esto, como es lógico -aunque no pareció así por mucho tiempo a los economistas-, conducía a las famosas "desviaciones sistemáticas" que, traducido a un lenguaje coloquial, significaba errores que la teoría económica repetía una y otra vez al hacer predicciones sobre las decisiones que las personas tomarían.


El hombre de carne y hueso -y a esto se refiere Kahneman- tiende a ver las cosas de manera más inmediata, con frecuencia le es difícil pensar globalmente y a largo plazo. Ante el riesgo cercano de perder algo se vuelve precavido, se aferra a lo que tiene, considera pérdidas y ganancias inmediatas, y no cuánto puede determinada situación afectar, para bien o para mal, el total de sus posesiones a largo plazo.


Los psicólogos cognitivos saben que, además de la razón, existen muchos otros factores que influyen en una decisión: percepciones, creencias o modelos mentales, emociones y actitudes, y, de manera importante, la memoria de decisiones previas recientes y sus consecuencias.


" La psicología tiene una historia que contar sobre ka manera en la que se mueven las inversiones en el mercado de valores y ésta es diferente de la que cuenta a economía", dice Kahneman.


¿Por qué?

Numerosos estudios de campo han demostrado cuán lejos están lis verdaderos inversionistas del homo oeconomicus. En un artículo, la prestigiada revista estadounidense sobre psicología "Psychology Today" menciona, a partir de las reflexiones de Kahneman, algunas de las llamadas inconsistencias del tomador de decisiones.

  1. Demasiada valentía Frecuentemente los profesionales e inversionistas creen que sus probabilidades son mejores que las del siguiente inversionista.

  2. Demasiado temor a la pérdida En la bolsa de valores, las personas se aferran a su acción que va perdiendo, para no sentir el dolor de admitir que se equivocaron.

  3. Demasiada autoconfianza Los inversionistas a menudo ignoran el rol del azar, y prefieren preservar una ilusión de control, exagerando sus habilidades y opiniones.

  4. Demasiada timidez El inversionista promedio hace proyecciones optimistas, pero también exagera los riesgos y hace decisiones tímidas, dice Kahneman.

  5. Demasiada rapidez para cambiar de decisión La gente tiende a sentir que está mejorando su situación financiera -al deshacerse de una acción a la que le está yendo mal-, pero de acuerdo con Kahneman, " si te quedas con una acción por un periodo de tiempo mayor, tus probabilidades de hacer dinero son mayores.

Así, Daniel Kahneman -junto con su compañero de premio, Vernon Smith- hacen honor a la verdadera tarea del hombre de ciencia, destronar paradigmas, cuya falsedad, aunque obvia a veces, parece estar protegida por la gran fortaleza del deber ser, que tiende  a clasificar las cosas en blanco y negro y a olvidarse de los muchos matices de la realidad.

 
 
 

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